La ética de las compras online y los despachos de paquetes a la oficina
Lucy Kellaway
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Lucy Kellaway
Tengo un extenso horario en el trabajo y me gusta hacer compras en línea. Hago que me envíen las cosas a mi oficina, porque pienso que es justo, aunque esté ocupando recursos de mi empleador. En el último mes me mandaron a mi oficina un celular, un juego de cepillos para lavar platos y ollas, un afilador de cuchillos y un libro de cocina. En cambio, pedí que una cacerola me la enviaran a mi casa. Algunos colegas han comenzado a hacer comentarios sarcásticos. ¿Existe alguna regla no escrita sobre recibir paquetes en el trabajo? Depende del peso o el tamaño? Editor, hombre, 30 años.
La respuesta de Lucy:
No existe una regla tácita, tal como no existe tampoco un consenso general sobre cuántos paquetes -si acaso alguno- está bien infligir a la oficina de correos de su compañía. Usted piensa una cosa, y cree que los cepillos para lavar y el afilador de cuchillos están bien. Sus colegas piensan otra cosa.
Las respuestas de los lectores de FT son aún más diversas. En un extremo están las personas que ven la oficina como un terreno completamente fuera de límites para cualquier tema personal y consideran su uso más relajado de recursos que no le pertenecen como un robo. En el otro, algunos piensan que es su derecho pedir que le manden los pedidos a donde usted quiera.
Esto significa que no existe mucha necesidad de reglas tácitas, sino de un reglamento explícito. Todos realizan compras en línea, y muy pocos están en casa cuando llega el cartero. No es agradable esperar en la fila en el depósito de la oficina postal el sábado por la mañana, y no tiene sentido llamar para acordar otro día de entrega en la semana, ya que tampoco se encontrará en casa ese día. Este es un tema que afrontan casi todos los trabajadores y se requiere una política al respecto.
Muchos empleadores han resuelto prohibir todos los despachos personales en el trabajo. La razón es que no quieren que sus recepciones parezcan una bodega, lo que daría una mala impresión a las visitas y clientes. Tampoco quieren que su personal en la oficina de correspondencia tenga que perder tiempo repartiendo las gangas de eBay de sus empleados por toda la oficina. Y destacan que los trabajadores pueden usar los sistemas de compra y retiro.
Pero esta no es una buena idea. Una alternativa mucho más eficiente es permitir la entrega de paquetes personales. Nadie va a pedir que le lleven un sofá a la oficina. Si cada empleado comprara en promedio un artículo a la semana y lo retirara de la oficina de correspondencia no creo que esto fuera un gran desperdicio de recursos. En cualquier caso, ahora que a las oficinas de correspondencia no llega casi nada relacionado con el trabajo, repartir paquetes personales al menos daría al personal algo que hacer.
En cuanto a sus colegas copuchentos, déjelos seguir chismoseando. Casi con certeza se están burlando más de su elección de cepillos para lavar más que del hecho en sí mismo.
Todos sentimos curiosidad acerca de las vidas privadas de nuestros colegas. A mí me encanta echar una mirada en las canastas de compra de completos desconocidos en la fila del supermercado, pero sería mucho más interesante si no fueran extraños sino compañeros de trabajo.
Respuestas de los lectores:
Usted está violando sus deberes fiduciarios para con su empleador, al recibir artículos en el trabajo utilizando recursos de su empresa. Es un robo. Que usted tenga un extenso horario de trabajo es irrelevante. Es recompensado por esas largas horas de trabajo con un salario y promociones de carrera. Hable con su empleador, solicite que se habilite una instalación para recibir artículos en el trabajo y ofrézcase a pagar por ella. Presidente de una compañía, 61 años.
Soy consultor y en la oficina adonde ahora estoy no tienen problemas con que se repartan artículos personales al trabajo. Las largas horas que son habituales en el sector financiero impiden en la práctica que una persona esté en su casa cuando llegan los paquetes o incluso que alcance a llegar a la oficina postal antes de que cierre. Mientras no pida que le mande nada que después vaya a dañar a la oficina no veo por qué debería prohibirse. Consultor, hombre.
Sospecho que los comentarios mal intencionados de sus compañeros provienen más de la curiosidad acerca de su situación doméstica y evidente esfuerzo por hacer su hogar más acogedor (libro de cocina, cacerola, afilador de cuchillos) que de los paquetes mismos. Resista la urgencia de abrir los paquetes cuando se encuentre en su oficina y si alguien le pregunta dígale que son libros. Anónimo
Una vez se produjo una confusión con mi dirección de despachos en Amazon y me fueron a dejar una cortadora de pasto y un refrigerador a mi oficina. ¡Definitivamente algo para no repetir! Anónimo.